The Walking Dead 5 – Capítulo 5 (Análisis)

Una de las deudas que los guionistas tenían con The Walking Dead era desarrollar la historia de Abraham Ford y Eugene Porter, dos personajes de suma importancia en el cómic que hasta ahora habían tenido un papel casi testimonial en la serie. La separación del grupo en la iglesia del padre Gabriel fue la excusa perfecta para que se diera ese momento y finalmente conociéramos un poco más del explosivo sargento y del hombre que tiene en sus manos la cura del virus zombi… o al menos eso era lo que creíamos.

A continuación repasamos lo que nos dejó el quinto capítulo, como siempre, recordando que lo que sigue de aquí en adelante viene acompañado de muchos spoilers.

‘Self Help’ abre el arco de la historia de Abraham Ford y, probablemente, la misión más importante que le haya tocado en su vida: llevar a Washington al único hombre capaz de detener esta pesadilla. Desde su aparición en la cuarta temporada el Sargento Ford dejó en claro que solo tenía un objetivo en este nuevo mundo y que haría cualquier cosa por cumplirlo. No importa quién o qué se le atravesara en su camino. Eugene debe llegar a Washington a toda costa.

Pero, ¿a qué se deben sus profundas convicciones?, ¿qué lo llevó a velar incondicionalmente por la seguridad de Eugene? Y lo más importante: ¿qué se esconde tras ese carácter violento e impulsivo? La respuesta está en su familia, en un pasado que lo atormenta y una misión que lo ayuda a reprimir el dolor que lo persigue.

Por medio de unos ‘flashbacks’ nos damos cuenta  que a Abraham lo abruma una profunda tristeza y sentimiento de culpa por la pérdida de su esposa e hijos. Al velar por la seguridad de lo que más amaba,  el sargento Ford no se dio cuenta del monstruo que se había convertido.  Su familia lo empezó a ver como una criatura inhumana, no muy diferente a las que deambulaban por las calles. Presa de pánico, su esposa decide alejarse con sus hijos y probar suerte en este nuevo mundo y, como era de esperarse, no pasó mucho tiempo en que la indefensa mujer y sus dos pequeños fueran bocado de los zombis.

Al perder lo único que tenía en este mundo, Abraham estaba dispuesto a poner punto final a su vida, pero el destino, ese retorcido destino que reinaba el apocalipsis, le tenía preparada una misión más.

Desde su aparición en la serie, Eugene quedó encasillado en el estereotipo de ‘mente brillante’. Alguien con problemas sociales que rara vez hablaba y cuando lo hacía usaba términos que no ponían duda sus conocimientos científicos. Era consciente de que no llegaría al día siguiente por su cuenta y que nadie lo cuidaría  sino fuera alguien importante.

Ser la clave para detener el virus zombi eran motivos más que suficientes para que su seguridad no quedara solo a cargo de Abraham sino de otros que querían ponerle fin a esta pesadilla. Muchos dieron la vida por llevar a Eugene hasta donde había llegado, pero el doctor Porter parecía empeñado en retrasar el viaje a Washington. No es sino hasta que la misión suicida de Abraham de adentrarse en una impresionante horda de zombis obliga a Eugene a revelar un secreto que se venía cocinando a lo largo del capítulo: en realidad no era científico y no tenía la cura para salvar la humanidad.

Los guiños hacían más que evidente la cruel confesión: pensar en lo que hizo el padre Gabriel para sobrevivir, cuestionarse sobre lo que ocurriría si fuera un simple mortal, su corte de cabello ‘diferente’ al estereotipo del científico y el simple hecho de buscar una oportunidad para volver a la iglesia. Básicamente, el viaje a Washington era solo una excusa porque Eugene considera que en esa ciudad hay más posibilidades de sobrevivir y eso es lo único que le interesaba.

‘Self Help’ tiene como gran acierto poner en contexto los conceptos de supervivencia en ángulos opuestos. Por un lado vemos a Abraham, un hombre que se vale de sus habilidades físicas y conocimientos en combate para imponerse a la ley del más fuerte. Por el otro lado está Eugene, alguien que se valió de su cerebro para tener a su servicio personas que darían su vida por protegerlo. Al final del día lo único que importa es sobrevivir.

El capítulo cierra con un final lleno de desesperanza, con un grupo desmoronado y un Abraham completamente salido de sus cabales, propinándole una descomunal paliza a Eugene como reflejo de la impotencia que siente. Su único propósito de vida había sido una farsa. Desde el mismo instante de la muerte de su familia estaba persiguiendo a un fantasma, una causa perdida, una misión que había fallado desde el principio. Fracasó como hombre y como soldado y su último ‘flashback’ así lo demuestra. 

‘Self Help’ es de esos episodios lentos, al que muchos acusan de falta ritmo, pero necesario para desarrollar a dos personajes como Abraham y Eugene. Tal vez la serie ya empieza a abusar de la fórmula de 30 minutos de contexto por 10 de acción trepidante con finales cautivantes.  Por ahora está dando resultado y la quinta temporada sigue manteniendo nuestra atención y dejándonos con ganas de más.

Varios interrogantes quedan en el aire ¿Qué le espera a Abraham ahora que no tiene un motivo real para continuar su viaje a Washington? ¿Qué pasará con Eugene ahora que se descubrió que todo es una mentira?

Por ahora habrá que esperar para obtener respuestas porque en el sexto capítulo finalmente veremos lo que ocurrió con Daryl y Carol en su particular cruzada por rescatar a Beth.