De cómo Librería Panamericana engañó a muchos de sus clientes

Panamericana Librería y Papelería es una cadena de almacenes con varias sedes ubicadas en Colombia, que entre sus productos del sector tecnología y entretenimiento ofrece también videojuegos, tanto de Nintendo, Sony y Microsoft.

Alejandro Cifuentes Solano, del sitio shigerusan.com y conocido en Twitter como @Shigeru_San, vivió de cerca una situación que afecta principalmente a la comunidad de gamers en Colombia, publicando una nota testimonial que con su permiso replicamos a continuación, con el fin de que menos personas sean victimas de estos almacenes o tiendas de videojuegos que puedan actuar similar, engañando a sus clientes y aprovechándose del gusto particular por los videojuegos.

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Este post no lo escribo a modo de queja ya que nada se puede hacer. Lo escribo a modo de guía de ayuda para que la gente que la lea, sepa a qué se arriesga a la hora de efectuar una preventa de videojuegos en la Librería Panamericana.

Todo empezó el 1ro de febrero de este año cuando la Librería Panamericana, seguramente conocida por todos los colombianos, lanzó una promoción bastante atractiva a los ojos de los gamers fanáticos de los videojuegos del Nintendo 3DS. El almacén abría una preventa del videojuego Bravely Default en su edición limitada, uno de esos videojuegos que salen de vez en cuando y que por lo mismo dura muy poco tiempo en las vitrinas ya que son “rapados” como decimos acá.

Panamericana

Mediante avisos que puso en todos sus almacenes de Bogotá (no sé si pasó lo mismo en otras ciudades del país) la preventa anunciaba que solo eran 20 unidades de la edición limitada de Bravely Default y que se podía separar con el 50 por ciento del costo total, o sea 64.500 pesos. Nada mal para semejante edición que recibiríamos. Todos los que realizamos la preventa preferimos hacer la compra en el país que en tiendas como Amazon por cuestiones de tiempo y también por apoyar la industria del país, yo soy asiduo comprador de videojuegos en esta tienda por eso mismo, hay que apoyar “lo nuestro”.  Esa mañana del 1ro de febrero hice la reserva de dos videojuegos en la tienda del Restrepo en Bogotá, y al hacerlo canté victoria, ya que era dueño de DOS de 20 de esas ediciones, todo un logroEl compromiso de Panamericana era entregar los 20 productos el 17 de febrero en la capital y unos días después al resto del país.

Se llegó el 17 y llamé sobre el medio día a la tienda donde había hecho la reserva. Me indicaron que pasara por ellos el martes ya que aún no habían sido ingresados al sistema, por eso tenía que esperar 24 horas más. El martes en un grupo en Facebook donde la comunidad de Nintendo 3DS tiene bastante actividad apareció un mensaje que nos dejó muy preocupados a todos:

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Todos los que reservamos nos preocupamos y empezamos a hablar entre todos. Este mensaje tuvo casi 400 conversaciones. De inmediato escribí a la cuenta de La Panamericana en Twitter para que me intentara aclarar este rumor. La respuesta me tranquilizó. Incluso amigos que también habían hecho la preventa interactuaron con el community manager del almacén y hasta hizo RT de un tuit donde él se trazaba la tarea de llegar feliz al almacén por su videojuego. El almacén confirmaba que cumpliría la promesa de venta.

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Sin embargo se cumplió la profecía del mensaje del grupo en Facebook, empezaron con las evasivas, dejaron de responder en Twitter y vimos cómo la promesa de venta que hizo La Panamericana con lo que pensábamos era un grupo de 20 personas se incumplió. El callcenter de la tienda empezó a llamarnos a todos, a decirnos que el proveedor había incumplido y que no llegaría ninguna unidad de dicha colección. Nos proponían, entonces, que por los 64.500 pesos que ya habíamos dado nos entregaban la edición estándar de Bravely Default más un bono de 50.000 pesos para redimir en cualquiera de sus tiendas y con caducidad a un año. Nos llamaban para pedir nuestro email y así dar la “firma” que aceptaba dicho negocio.

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En menos de 24 horas, el mensaje que nos habían dado en Twitter había cambiado radicalmente. En Facebook había todo tipo de comentarios. Algunos hablaban de experiencias similares en el pasado con la misma tienda, otros decían que no nos dejáramos meter los dedos a la boca y que no firmáramos nada, otros, resignados, decían que preferían no quedarse con las manos vacías y por eso firmarían, yo estuve, al final, dentro de ese grupo de resignados, y por consiguiente mi amigo, a quien le compré el videojuego, ya que como estaba con mi cédula, él tenía que acatar lo que yo decidiera. Cuando fuimos a ver a las otras tiendas que habíamos ignorado para hacer la compra resultó que la edición coleccionista se había agotado en todas, las que vendían estaban por los 200 dólares.

Muchos firmamos, y nos dedicamos, resignados y tristes, a esperar la llegada del videojuego a nuestros sitios de trabajo o casa. Los míos llegaron cuando la tarde cerraba el viernes. Me sorprendió que el mensajero llevara casi cinco hojas con nombres de personas que habían hecho la preventa, entonces pensé que la preventa solo había sido para 20 personas, no para tantos. Ya con los juegos en mi mano, firmé y el mensajero se fue.

El mismo viernes, sobre las 11 de la noche aproximadamente, subieron dos fotos en el grupo de Facebook que me llenaron de indignación. Dos personas del grupo (seguro habrán 18 más) fueron contactadas para recibir su edición limitada de Bravely Default. Un producto que La Panamericana nos había dicho no iba a recibir. La ira nubló mi pensamiento y los mensajes burlescos en contra de los que firmamos, confiando en la tienda, caían como golpes certeros a la cara. No sé cuántas veces me dije: “No debí aceptar, no debía aceptar, no debí aceptar”. Me fui a dormir con un gran dolor por confiar en una empresa de la que era gran comprador constante, NUNCA más compraré un producto en ese almacén, y me encargaré de recomendarle hacer lo mismo a quien vea que tiene intención de hacerlo. Por mi error, mi amigo, quien me dijo que no quería firmar dicho convenido, se quedó con las manos vacías. Ahora tengo deuda moral con él.

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Si mis cuentas no fallan seremos cerca de 100 personas las que fuimos burladas, insultadas y, finalmente, estafadas en nuestra buena fe. La Panamericana se aprovechó de la necesidad que teníamos del producto y nos arrinconó hasta lograr que muchos aceptáramos el negocio que nos propuso, todo por no quedarnos sin el juego. Mientras lloramos, aquéllos que no le comieron el cuento al almacén disfrutan de un producto de belleza pocas veces igualado en su categoría.

Estimado lector, si llegó hasta acá es posible que también sienta un poco de la ira que yo y otros cuantos seguimos sintiendo, por favor, si no quiere pasar por lo mismo no confíe en La Panamericana para este tipo de transacciones, es más no les compre ni un solo videojuego. Tal vez así empezará a respetar una comunidad que estoy convencido les da bastante dividendos. ¿Dónde comprar entonces? En Facebook muchas personas, ellas sí serias, importan los videojuegos, recién salidos y a muy buenos precios, solo es preguntar a la comunidad y lloverán recomendaciones.

Sin ser experto en el tema, las irregularidades saltan a la vista:

– Compromiso de venta que no se cumplió.

– Presión psicológica al comprador que por no quedarse con las manos vacías accede a lo impuesto por La Panamericana.

– La preventa resultó ser una mentira para vender todos los juegos. Se comprometió a que había 20 Ediciones Limitadas (ya se comprobó que sí las hubo) pero se aprovechó de la necesidad de los usuarios y vendió muchos más juegos, seguro hasta se quedó sin la edición estándar que es la que recibimos los que aceptamos sus condiciones. Jugó a tres bandas y ganó el chico, lo peor es que le dimos la vía para hacerlo. 

Este es el producto que recibimos los que aceptamos el negocio de La Panamericana. Definitivamente NO es lo que se comprometió a vendernos.

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Si quiere, comparta este texto en sus redes sociales, así entre todos evitaremos que más personas sigan siendo engañadas por La Panamericana. Mañana le puede pasar a usted, a su amigo, a su novia con un regalo, a sus papás, con el nuevo Halo, un Metal Gear Solid o un nuevo Mario Bros. No hay que confiar en esta empresa amigos.

Gracias por leer.

 

*Nota publicada originalmente en Shigerusan.com por Alejandro Cifuentes (@Shigeru_San).