Sexo, sexualidad y videojuegos: de los 8 bits al 3D

Más allá de polemizar en un tema que ya genera bastantes odios y amores, la idea de este artículo es compartir una experiencia más personal de la sexualidad en los videojuegos y mi perspectiva de acuerdo a lo que he visto en todos estos años como ‘gamer’.

Se podría decir que los videojuegos siempre han dado espacio para la exploración de lo sexual, pero esto se ha hecho más notorio de la mano de la evolución gráfica. Con la llegada de plataformas como PS3, Xbox 360 empezamos a ver figuras mejor definidas, atributos físicos mucho más notorios; personajes como Chun-Li, Cammy, Ada Wong, Morrigan, Lara Croft, entre otras, explotaron su sensualidad al punto de convertirse en un ideal de belleza y en el gancho perfecto para cautivar un mercado abarcado en su mayoría por hombres.

Esto no significa que antes no existieran juegos que abordaran temas sexuales y generaran polémica.  Particularmente, recuerdo que Duke Nukem 3D fue mi primer acercamiento a un juego que mostrara tan abiertamente estos temas (y hablamos del año 1997). Pero nos podemos remontar mucho más atrás para encontrar títulos polémicos que reflejaban la curiosidad de un sector por desarrollar temáticas sexuales, aunque de formas bastante desafortunadas. 

Uno de los casos más célebres es el de Custer’s Revenge, un juego de Atari 2600 en el que se controlaba a un vaquero que solo llevaba un sombrero pero que estaba desnudo y con una evidente erección. La idea era superar una serie de objetivos para al final tener una relación sexual con una mujer india desnuda que se encontraba atada en un cactus. El juego recibió todo tipo de críticas por parte de grupos defensores de los derechos de la mujer, portavoces de la comunidad india e incluso muchos sectores de la industria. Ya los videojuegos generaban polémica en la década de los 80 cuando lo único que se veía en ese entonces eran pixeles. Así que la controversia no es nada nueva. 

Retomando el papel de los personajes femeninos, considero que no necesariamente han tenido que abusar de sus cualidades físicas para despertar el interés de los gamers. Particularmente, mi amor platónico de los videojuegos siempre ha sido Jill Valentine, mujer a la que no tuve que ver con gráficas en alta definición para generar un ‘vínculo afectivo’. Básicamente, me gustaron unos polígonos en 32 bits que tenían forma parecida a una mujer.

Naturalmente, este ‘amor platónico’ no hubiera trascendido de no ser por las cosplayers, mujeres que han sabido aprovechar sus atributos físicos para alimentar ese deseo por los personajes femeninos y hacernos soñar con que en algún lugar de este planeta existe una mujer de carne y hueso que salió de la pantalla. Seguramente muchos de ustedes habrán escuchado a Jessica Nigri, Enji Night, Anna Moleva, Precious Cosplay,  Spcats Tasha, entre otras. 

Pero el uso de la sexualidad en los videojuegos no solo se ha caracterizado por la explotación de la imagen femenina. Los protagonistas masculinos generalmente representan el estereotipo del héroe apuesto que salva al mundo y se gana el corazón de la mujer soñada (además de la sexy villana y otras tantas mujeres que aparecen a lo largo de la historia). La ventaja del videojuego con respecto a una película, por ejemplo, es que nos genera un vínculo más cercano con el protagonista al ser nosotros los que tenemos el control del personaje.

En contraparte están los juegos que hacen un uso abierto del sexo y la sexualidad. GTA siempre ha estado en medio de la polémica, entre otras cosas, por temas como la prostitución y nudismo. Solo hace falta una rápida búsqueda en Google para encontrar material de este tipo a lo largo de sus diferentes entregas, siendo ‘Hot Coffe’ una de las secuencias más sonadas de los últimos años. Otros juegos célebres por sus escenas eróticas son God of War 3 cuando Kratos se encuentra con Afrodita, The Witcher 2 y su amplio repertorio cortesía de Geralt, Heavy Rain y los desnudos de Madison, Far Cry 3 y el club de strippers en plena jungla, solo por mencionar algunos.

Un tercer sector que abarca este tema son los ‘modders’, artistas y diseñadores. Estos personajes se han dedicado a llevar la sexualidad y el nudismo a otros niveles con modificaciones que no guardan ningún tapujo. En particular, recuerdo un mod que salió para Resident Evil 4 en el que se podía ver a Ashley Graham completamente desnuda. Muchas de estas conductas pueden ser atribuidas a los mismos videojuegos cuando estos incluyen comentarios sexistas que hacen que a más de un jugador no le disguste la idea de ver a Ashley desnuda. En el caso de Resident Evil 4, me refiero al momento en que Luis le dice a la hija del presidente de los Estados Unidos las buenas armas con las que la equipó su padre con un más que evidente doble sentido. Pero también hay que ser sinceros; acaso, ¿quién no intentó ver por debajo de la falda de Ashley cuando subía las escaleras? Todos recordarán cuando la chica se molestaba y le decía a Leon (es decir, a nosotros) que era un pervertido.

Por el lado de los diseñadores, artistas y dibujantes ya imaginarán por dónde va el tema. Grandes exponentes de los videojuegos como Ken Levine, creador de Bioshock, no han escondido su descontento por los abundantes contenidos pornográficos de personajes  de videojuegos que circulan por  la web. En el caso específico de Elizabeth, coprotagonista de Bioshock Infinite, todos nos rendimos a su innegable belleza (más aun cuando fue  encarnada por la cosplayer Anna Moleva). Pero una cosa es que su creador admire su belleza tal como fue diseñada y otra es verla desnuda y tal vez en situaciones más comprometedoras. “Es como encontrarte con fotografías de tu hija”, dijo Levine hace unos meses.

Por último, no hay que dejar por fuera al sector de la pornografía, industria que ha demostrado interés en los videojuegos como una alternativa para ofrecer contenidos de entretenimiento para adultos. Sin embargo, los grandes publishers e industrias de los videojuegos han recalcado que no apoyarán ni certificarán títulos pornográficos porque sus plataformas están orientadas para el entretenimiento familiar. Esto no ha impedido que se vean algunos prototipos de juegos pornográficos que aprovechan periféricos como Kinect.

Esto también ha levantado otro tipo de debate que gira en torno a los que defienden la creación de videojuegos cuya única finalidad sea disfrutar de sexo explícito, argumentando que el porno es algo inherente a la humanidad que ha estado presente en prácticamente todos los medios y la interactividad que ofrecen los videojuegos permitiría disfrutarlo de una forma diferente.  A fin de cuentas, los videojuegos siempre han ofrecido contenidos sexuales pero nunca han mostrado el acto sexual de forma explícita. ¿Se convertirán los videojuegos en un nuevo medio para la pornografía?