[Análisis] The Last of Us: La reinvención del apocalipsis

Naughty Dog es de esos estudios que se preocupa por superarse a sí mismo. No mira a la competencia y solo se fija como meta superar sus propias creaciones. Después de maravillar a los usuarios de PlayStation 3 con la trilogía de Uncharted, el estudio californiano le apostó a una nueva franquicia con un estilo totalmente diferente a las aventuras del carismático Nathan Drake.

El resultado de esa apuesta se conoció como The Last of Us, una interesante propuesta que parte de la ya trillada temática del “fin del mundo”, pero que Naughty Dog supo conducir con maestría para darle vida propia y marcar un claro diferenciador con respecto a otros títulos que parten de la misma premisa.

En The Last of Us nos adentramos en un mundo sin esperanzas, una especie humana que prácticamente ha sucumbido a los Cordyceps, un extraño hongo que ha convertido a la mayoría de personas en feroces criaturas que no dudarán en acabar con cualquier “no infectado”. Los pocos sobrevivientes se las ingenian para subsistir con lo mínimo en campamentos aislados y se ven obligados a ir a territorios ahora infestados de “muertos vivientes” o controlados por grupos de cazadores que acabarán con cualquiera que no sea de los suyos. Infectado o no, la instrucción es la misma: eliminar al que no pertenezca a su grupo.

The Last of Us nos presenta un panorama desalentador donde prima la ley del más fuerte. La plaga ha estado presente por más de 20 años y los pocos humanos que viven en los campamentos ya no guardan la esperanza de encontrar una cura, solo se preocupan por conseguir los recursos básicos y esperar no morir a manos de los “Chasqueadores” o ser presa de los Cazadores.

Probablemente, The Last of Us sea el reflejo más fiel de un mundo real sumido en el apocalipsis: Una sociedad empujada al límite que no solo tiene que hacer frente a los “no muertos”, sino a una especie que ha vuelto a su estado más primitivo y que poco o nada conserva de humanidad. 

En este desolador escenario es cuando tomamos el papel de Joel, un sobreviviente que se refugia en una zona de cuarentena pero que tiene contacto con el exterior al traficar ilegalmente recursos y armas.  En los 20 años de la pandemia, Joel ha aprendido a valérselas por sí mismo, no sin antes pasar por un prólogo en el que vemos cómo vivió el “principio del fin”. Como parte de su vida en el mundo del tráfico ilegal, Joel conoce a Ellie, una joven de 14 años con la que se ve obligado a abandonar Boston en búsqueda de Las Luciérnagas, un grupo rebelde que se opone a los controles militares en las zonas de cuarentena.   

En ese punto es cuando nos adentramos a los confines del apocalipsis, a un espectáculo visual que muestra con lujo de detalles cómo la naturaleza ha tomado lo que le pertenece y ha convertido las grandes metrópolis en frondosos campos llenos de vegetación que se funden entre el abandono y el deterioro de las construcciones que alguna vez dominaron la madre tierra. Los escenarios son ricos en detalles, dinámicos y se ajustan a las condiciones climáticas de las diferentes estaciones del año con una naturalidad sorprendente. La luz del día nos muestra cómo los cimientos de la sociedad han caído por completo, mientras que la noche no es más que el preámbulo de otra pesadilla. Las similitudes con las locaciones de filmes como “Soy Leyenda” saltan a la vista.

La naturalidad del paisaje se complementa magistralmente con la guitarra de Gustavo Santaolalla que con sus melodías hace que ese sentimiento de melancolía sea un factor casi implícito durante toda la campaña.  

Contrario a lo que fue Uncharted, The Last of Us se fundamenta en la supervivencia. Es un juego completamente lineal pero que gracias a sus amplios escenarios nos permite (y exige) la exploración en búsqueda de recursos. Podremos optar por el sigilo o combate directo cuando enfrentemos a nuestros enemigos pero en ambas circunstancias estaremos obligados a pensar cada movimiento.

Los infectados están divididos entre corredores, una especie de humanos con rabia que podrán detectarnos con la vista o el oído; los chasqueadores, que son una mutación de los humanos cuando el hongo ya ha consumido el cerebro y por lo tanto se les ha desfigurado el rostro.  Los chasqueadores carecen de vista pero tienen un sentido auditivo bastante desarrollado que nos obligará a movernos con el mayor sigilo posible. Por último están los “gordinflones”, la última etapa de la infección de los Cordyceps en los humanos. Los enemigos se complementan con los grupos de sobrevivientes, quienes no dudarán en atacar tan pronto detecten la presencia de alguien que no sea de los suyos.

Cualquiera que sea la forma en que decidamos atacar, la paciencia será una de las virtudes. Al optar por el sigilo nos veremos limitados a transitar por pasajes muy limitados, mientras que al limpiar el camino podremos explorar a plenitud los escenarios y así obtener más recursos.  En ciertos compases de la historia la munición será bastante limitada y hará que lamentemos si hemos fallado más de tres disparos.

Todo esto estará apoyado por nuestro sentido del oído, ya que al oprimir R2 podremos visualizar a los enemigos que se encuentren cerca.  Del mismo modo y gracias a la recolección de recursos podremos armar bombas molotov, bombas de humo, minas y kits de primeros auxilios, ítems que nos serán de mucha utilidad para hacer frente a grandes grupos de infectados y cazadores. Como se ha vuelto tendencia en los juegos de acción, al desplegar el inventario la partida no se interrumpirá, por lo que lo más recomendable es fabricar todos los objetos en los puntos muertos y así tener listo un buen arsenal.   

Estas habilidades, al igual que las capacidades de las armas, se podrán mejorar en el transcurso de la historia en la medida que consigamos herramientas y píldoras. Así que es mejor tomarse su tiempo para explorar al máximo los escenarios en los que nos encontremos. 

El sistema de combate cuerpo a cuerpo está cuidadosamente detallado y en las secuencias de acción vemos complementos tan sutiles pero valiosos como el rostro de sufrimiento de los personajes, al igual que combos brutales que pueden ir acompañados de ladrillos o botellas, dos instrumentos que nos servirán para aturdir a los enemigos y así ejecutar los golpes con mayor certeza.

Pero ninguno de estos elementos se sostendría sin un argumento sólido. Con The Last of Us, Naughty Dog se graduó con honores en la forma de contar una historia; el juego absorbe al usuario desde el primer minuto y transmite al jugador esa sensación de ir en contra de la corriente, de luchar por una causa perdida, de llevarnos hasta el límite y de no querer soltar el control con tal de descubrir lo que sigue. 

Esto también se apoya en la espectacular actuación de voz de los personajes. Aunque el doblaje a español latinoamericano está muy bien logrado, lo cierto es que las voces en inglés de Joel (Troy Barker) y Ellie (Ashley Johnson) hacen que los protagonistas se desenvuelvan con una naturalidad y una carga emocional realmente impactante.

 

MULTIPLAYER

Naughty Dog le apostó a un interesante modo multijugador que mantiene la esencia de la historia. La idea es, básicamente, sobrevivir por 12 semanas mientras se consiguen recursos que ayuden a mantener en buenas condiciones a los miembros de tu campamento. En cada partida de máximo 8 usuarios, los jugadores se enfrentarán y recibirán bonificaciones por cada muerte. Se podría decir que el multiplayer nos muestra una “historia paralela” de lo que ocurre en los campamentos de los sobrevivientes y todas las dificultades que tienen que sortear para conseguir los recursos básicos.

Lo bueno del modo multiplayer es que al conservar la esencia del juego, prima el concepto de sigilo y exploración en lugar de un modo que se limite a disparar sin ningún sentido. También contamos con la posibilidad de afinar el oído para identificar la posición del enemigo, pero esta se encuentra limitada por un rango de tiempo y toma otro tanto recuperarla para volverla a utilizar. El multiplayer, por tanto, requiere la misma paciencia con la que se enfrentan los enemigos en el modo historia.

Actualmente, la experiencia del multiplayer está limitada al enfrentamiento entre grupos de humanos, pero es de esperarse que los próximos DLCs (se han confirmado dos para el multiplayer) incluyan algo relacionado con los infectados.

 

CONCLUSIONES

The Last of Us es el resultado de tomar lo mejor que ha hecho Naughty Dog en PlayStation 3 y plasmarlo en un videojuego. Es la punta de lanza de un estudio que ha sabido hacer las cosas y explota al máximo una consola en su ocaso generacional. Gráficamente vistoso, narrativamente impactante, The Last of Us nos lleva por una aventura de supervivencia que juega con los tiempos: por momentos emotiva, en otros, sádica, cruda y visceral.

Una producción que no escatimó en gastos para cuajar en todos los aspectos con dos personajes que nos hacen vivir en carne propia el drama del apocalipsis y la forma en que la sociedad se desmorona. Algo perfectamente ambientado por las melodías de Gustavo Santaolalla que con sus tonadas demuestra por qué ha ganado en dos ocasiones el premio Óscar a mejor banda sonora.

The Last of Us también es un nuevo punto de partida, una muestra de que a pesar de que todo está inventado siempre habrá una vía de hacer las cosas de tal forma que logre maravillar al jugador.

Una compra obligada para todo el que tenga una PS3. No hay nada más que decir.