[Análisis] Iron Man 3: “Nada ha sido igual desde Nueva York”

Tony Stark no es el mismo de antes, o por lo menos no tanto como solía ser, ese hombre despreocupado, filántropo, genio, Don Juan, que un día la vida le mostró su lado oscuro al ser secuestrado en medio oriente y golpeado por la onda de un artefacto explosivo, fabricado por su propia compañía. Su pecho recibió gran parte de esquirlas de la bomba y se vio obligado a crear un generador electromagnético que impidiera que estas llegaran a su corazón, además tuvo que diseñar y construir una armadura de hierro para escapar de su cautiverio, lo que dio inicio a la leyenda de Iron Man.

Anthony no se preocupó por ocultar al mundo su identidad secreta, en lugar de ello se convirtió en un blanco para villanos en busca de venganza, incluyendo al director de Industrias Stark, Obadiah Stane, y al soviético Ivan Vanko, quienes duplicaron la tecnología del reactor Arc y la usaron en su contra, pero al final fueron derrotados por éste. Poco tiempo después se vio involucrado en algo llamado “La iniciativa Los Vengadores”, donde aprendió que no era el único superhéroe sobre la tierra.

Dioses, extraterrestres, portales, artefactos místicos, un Hulk, Tony Stark simplemente no supo a qué horas llegó todo esto sin avisar. Por lo menos un área de su vida consiguió estabilidad, gracias a su mano derecha durante largo tiempo y ahora amor de su vida, Virginia “Pepper” Potts.

Todo hombre necesita un hobby, esa es la excusa para que después de los eventos ocurridos en Nueva York con Loki y los Chitauri, narrados en The Avengers, y de una experiencia cercana a la muerte, Tony decidiera ampliar su rango de seguridad creando un amplio arsenal de armaduras, con un increíble salto desde el traje Mark 7 hasta el Mark 42, más de 13 nuevos en el universo cinemático, uno para cada ocasión, como los zapatos de las mujeres.

Lo primero que se nota al ver Iron Man 3 es el cambio de dirección que sufrió la película. El estilo impuesto por Jon Favreau en las dos primeras entregas es reemplazado por el de Shane Black, la comedia y los pequeños detalles humorísticos se mantienen, más apegados a Robert Downey Jr. que al argumento como tal, pero la atmósfera en general tiende más al diálogo. Eso sí, cambio no tan drástico como el de X-Men 2 a The Last Stand.

Pesadillas, ansiedad, estrés post-traumático, Tony es un hombre perseguido por estos males generados tras su estadía con los Vengadores, y como bien dice al comienzo de la película, es la muestra de cómo un hombre crea sus propios demonios, metafóricamente hablando. Un hombre obsesionado por su trabajo que convirtió su “hobby” en una tarea demasiado seria, escudado en su caparazón de Iron Man como una tortuga que no quiere asomar cabeza, o como él mismo dice, solo un hombre dentro de una lata contra dioses y extraterrestres.

Pese a la marcada referencia a los eventos de Nueva York, la película sigue su propio camino buscando excusas para sorprendernos con algunas escenas muy bien realizadas, como por ejemplo el ataque a la mansión en Malibu, para destacar en fotografía y efectos digitales. En el segundo arco argumental Tony lo pierde todo en teoría, aunque realmente no es tan dramático ni intenta hacerlo al estilo Bruce Wayne en The Dark Knight Rises. En ningún momento Iron Man 3 pretende parecerse a esta última película, ni necesita inyectarse tanto drama, pero si se logran apreciar algunas referencias que terminan en un giro inesperado, por así decirlo paródico.

Si hemos de citar algunas películas que se vienen a la mente cuando vamos hacia la mitad pasiva de Iron Man 3, esas serían Real Steel (Gigantes de Acero), por aquello de la relación amistosa entre un tipo como Tony y un niño común, y por qué no, hasta Terminator se puede colar entre los deja vu de esta tercera entrega. Ya en un campo más cercano a los videojuegos, algo de Sam Fisher y en poca medida de Solid Snake intenta emular el Hombre de Hierro, pero sin su traje, demostrando que el genio detrás de la máscara de hierro también es capaz de hacer las cosas sin que Jarvis lo dirija.

War Machine, rebautizado y apropiado por el gobierno de los Estados Unidos como Iron Patriot, también vuelve a hacer aparición bajo la identidad del Coronel James Rhodes, con mayor autoridad y una línea argumental ausente en el universo cinemático, ubicada entre Iron Man 2, The Avengers y Iron Man 3, que se explica en los dos comics a modo de preludio lanzados por Marvel antes del estreno. En estos comics alternos se puede apreciar por qué War Machine estuvo ausente en Nueva York, y el respectivo entrenamiento que enfrentó hasta su reaparición en Iron Man 3.

Pasamos al que quizás sea el sabor más amargo para los seguidores de los comics que vean la película, o para quienes esperan mucho de un villano que simplemente se siente en el lugar equivocado. El grupo terrorista de Los Diez Anillos ha sido referenciado desde la primera cinta de Iron Man, siendo el mismo contratado por Obadiah Stane para secuestrar a Stark y el encargado de varios actos terroristas alrededor del globo, e incluso culpables de intentar robar a War Machine para sus propios propósitos, como se explica en los comics preludio.

Su líder y voz oficial, El Mandarín, en la historia original de los comics resulta ser el mayor némesis de Tony Stark, el grupo terrorista recibe su nombre debido a los anillos que posee este sujeto, los cuales le dan poderes sobrenaturales. Si bien en un principio es pintado algo así como un Osama Bin Laden, no sobran las comparaciones con el Bane del último año, pero cuidado, es aquí donde debemos separar estas películas, tal como DC y Marvel, porque no tienen nada que ver. En el universo cinemático todo da un giro inesperado, pero lo poco deseable del asunto es la escasa fuerza que le implementaron a semejante personaje, no se siente justificado con respecto a su versión de los comics, a pesar de que Ben Kingsley, quien lo interpreta, es un excelente actor y hace el papel que le escribieron, aun así es un villano que no cumple con las altas expectativas puestas. Una muestra más de cómo afecta el cambio de director.

Los personajes femeninos brillan, por su poca o insípida interacción, como el caso de la doctora Maya Hansen, interpretada por Rebecca Hall, solo rescatando pero no con creces a Pepper Potts (Gwyneth Paltrow), quien recibe temporalmente una prueba de lo que se siente ser Iron Woman, o una portadora del virus Extremis y sus poderosas consecuencias. Con respecto al vergonzosamente transtornado Extremis, tenemos al científico detrás de la fórmula, Aldrich Killian (Guy Pearce), quien de ser un hombre poco afortunado se convierte en el poseedor de un arma regenerativa con poderes inimaginables, cuyos efectos recuerdan y provocarían la envidia del Dr. Curt Connors, El Lagarto en The Amazing Spider-Man del último año.

Dedicatoria especial a la escena del avión que dejaría sorprendido al propio Superman, hecha con paracaidistas expertos. Del mismo modo la Legión de Hierro, de la cual uno aspira poder reconocer más “Markos” entre tanto choque de metal al estilo Transformers, algo complicado por los planos. Eso sí, imperdonable que Igor (una especie de versión Mark parecida a Hulk) solo fuera un aspirante a cameo, hubiese sido colosal verlo en más escenas.

Sabemos que el futuro de Robert Downey Jr. es muy incierto con respecto a la franquicia, seguramente regresará en The Avengers 2, pero una nueva línea de películas con el actor es muy improbable. Con Iron Man 3 parecería que Marvel quisiera cerrar un ciclo, aunque eso no será tan drásticamente y en realidad lo que han hecho es iniciar otro. Con una narración voz en off de Tony durante el inicio y final de la película, todo nos lleva a la clásica escena post-créditos estilo Marvel, y que nos conecta con la despedida de los héroes en The Avengers, aunque nada “del otro mundo”.

Comentarios Finales

Durante la película de Los Vengadores, el Capitán América le preguntaba a Tony Stark quién era sin su traje, a lo que el billonario, genio, filántropo y Casanova respondió como debía, pero eso tan solo era un guiño. Iron Man 3 es la verdadera respuesta a la pregunta del Capitán, reemplazando la parte de conquistador de Tony por el verdadero sentimiento hacia Pepper, que lo impulsa a luchar por su propia vida y la de sus amigos. Tal vez el villano de turno sea el que más daño le cause como aventura individual, pero no llega al nivel que uno esperaría para un némesis. Aparte de eso, Iron Man 3 es un adecuado cierre para Stark y el comienzo de una nueva vida, sin caparazones, máscaras ni armaduras superficiales que lo priven de la búsqueda de la felicidad. Nada mejor para disfrutar dicho cierre que los créditos estilo comic, recopilando la trilogía con forma de viñetas, a un ritmo poco usual.