Lo bueno, lo malo y lo feo: Nintendo y su relación con el E3

En muchas ocasiones hemos sido testigos como Nintendo ha tomado decisiones acertadas, equivocadas y repulsivas. Para no ir tan lejos, la rebaja de la portátil 3DS y posterior incremento de su catálogo de juegos con títulos propios de la compañía fue un punto sumamente acertado, que se vio reflejado en la buena recepción del sistema y que le ha garantizado ventas sostenidas en todo este tiempo.

En  el pasado, algunas estrategias más equivocadas corrieron a cargo de sistemas como el Nintendo 64, que aunque con gran potencial y buenos juegos en su librería, la escasa capacidad de almacenamiento en sus cartuchos le pasó factura, con los discos CD-ROM del primer PlayStation como rivales directos. No falta el punto feo; hemos visto desaciertos como el primer intento en consolas 3D estereoscópicas, el Virtual Boy, el cual impuso el paso inicial para la experimentación de Nintendo en este campo pero significó todo un fracaso comercial. Sobre el Disk Drive del Nintendo 64 o lo que pudo haber sido el “Super Nintendo Play Station”, mejor ni hablemos.

Y sin embargo, aquí estamos, en el presente y con dos consolas actuales de la Gran N: una con un buen futuro y firme catálogo, 3DS, y otra que debería ser el pilar más fuerte de la compañía pero que no quiere despegar, o no la dejan, Wii U.

Es entonces cuando las esperanzas restan en la convención más grande de videojuegos y con mayor importancia a nivel mundial, el E3, que vemos como Nintendo decide participar, pero por primera vez en su historia no presentar conferencia alguna en el marco del evento. Con base a los últimos acontecimientos, tomamos el panorama actual de la compañía oriental y destacamos tres puntos básicos, al mejor estilo Clint Eastwood.

 

Lo bueno

En honor a la verdad, la Exposición de Entretenimiento Electrónico (E3) es el equivalente a los premios Oscar para los amantes de la industria de los videojuegos, por significado y lo que representa para ésta desde 1995, habitualmente realizado en Los Ángeles, California. Claro, hablamos de una época en la que internet no estaba tan masificado como hoy en día, donde nuestros principales medios informativos eran las revistas especializadas de videojuegos (¡qué buenos recuerdos, Club Nintendo!) y donde la llegada de esta convención significaba una gran e impresionante cantidad de noticias para el futuro de las consolas.

Fue en un E3 de 1995 donde se conoció el proyecto “Ultra 64” y en 1996 el sorprendente salto 3D de Mario. Así mismo, fue en el E3 de 1997 donde Solid Snake hizo su triunfal regreso poligonal en la consola de Sony, en el 2005 donde Nintendo descrestó presentando The Legend of Zelda: Twilight Princess, y en el E3 2006 donde vimos su más memorable conferencia hasta la actualidad, presentando la consola Wii. En definitiva, el E3 ha importado e importa, pero los tiempos han cambiado.

Según Satoru Iwata, presidente de Nintendo, la compañía aspira cambiar de táctica e inspirar a otros a seguir su modelo en los futuros E3. La nueva estrategia nace de ver cómo en años pasados todas las compañías importantes presentaban en poco más de una hora conferencias dirigidas a diferentes nichos: analistas, inversionistas, distribuidores, periodistas, jugadores. Todo esto en un pequeño espacio donde a algunos les interesan más unas cosas que otras. Por poner un ejemplo, a los jugadores poco les llama la atención cuánto vendió su consola favorita y reportes financieros, en vez de eso, están más interesados en saber qué juegos vienen a refrescar el catálogo en el sistema de su preferencia. Sin embargo, los inversionistas solo son amantes de los números, he ahí la contradicción de una conferencia dirigida a varios nichos a la vez.

A través de Nintendo Direct, la compañía ha probado un nuevo modelo que bien podría establecerse como algo estándar, con el cual llegan directamente al público interesado en los juegos, mientras que dejan las cifras a quienes en verdad las buscan, por su parte, los medios especializados informativos pueden disfrutar de eventos independientes muy por el estilo de los realizados por marcas como Apple, Sony y demás. El E3 es importante, sí, pero así mismo se ha convertido en los últimos años en solo un ring de boxeo donde se dan cita las compañías fuertes de videojuegos para dar sus mejores ganchos (conferencias) y demostrar quien habló más bonito y convenció a su audiencia, mientras que el perdedor recibe el rechazo y humillación de la prensa y los usuarios.

De recibir conferencias saturadas de juegos FPS, reportes financieros y servicios un poco alejados de lo que nos interesa, los videojuegos, a una experiencia independiente más enfocada en los intereses de cada compañía, podríamos optar por esta última y ver como el E3 se convierte en una linda ventana promocional, o una especie de Club de la Pelea pero con excesivo público dispuesto a desmembrar las propuestas ajenas. Si lo vemos de ese modo y analizamos cómo otros titanes han optado en buena parte por ello (Sony y Microsoft), la decisión de Nintendo no parece tan descabellada del todo y sí un cambio favorable para el bien de la convención.

 

Lo malo

Se siente un sabor amargo con las noticias de Nintendo. Va a ser un E3 extraño sin la conferencia de la Gran N y, aunque estará presente en la exposición presentando sus últimos juegos para Wii U, y con suerte algunos demos para la consola, la queja de su principal base de usuarios recae en esta misma. El E3 se vislumbraba como el salvavidas que necesitaba la plataforma para recibir una buena cantidad de nuevos juegos, por supuesto aún los podrá recibir, pero la visibilidad que se consigue con una conferencia masiva en el E3 pocos la pueden igualar.

Ahora, lo que realmente importa, los juegos. Un título de Mario, Mario Kart y Super Smash Bros retumban como posibles anuncios para Wii U, pero esto no pasa de ser meras especulaciones, que a corto plazo solo reafirma a los que con seguridad llegarán, como Pikmin 3, Game & Wario, The Wonderful 101 y The Legend of Zelda: The Wind Waker HD. Lo realmente preocupante no es la falta de conferencia, sino el hecho de que, como afirman algunos, no tengan algo verdaderamente relevante para mostrar en esta ocasión, dada la forma en que opacarán Sony y Microsoft con sus nuevos transformers.

De cualquier forma, ninguna compañía puede pretender hacer algo notable cuando su competidora revela nuevo hardware por su lado, así que lo único sabio para Nintendo era alimentar su librería de ofertas en Wii U, preferiblemente con juegos de la compañía y no multiplataformas, en los cuales no les ha ido muy bien. Aún queda la esperanza de que revelen el resurgimiento de alguna de sus icónicas franquicias, ahora en HD, ya sea un Star Fox, F-Zero, Metroid, Donkey Kong, la que sea, pero esto podría ser más desmotivante si llegamos al fondo de la situación, lo incómodo del asunto, con respecto al último reporte financiero y las cancelaciones recientes.

Señalamos las ventajas y estrategia que pudo haber tomado en cuenta Nintendo para no desarrollar una conferencia, pero fuera de que “no tengan nada para mostrar”, esto podría significar algo más de tipo económico. Sencillamente, puede que Nintendo no tenga presupuesto para sostener su presencia en el E3 de este año, algo que cabe entre las posibilidades debido a las bajas ventas de su consola mayor, y a que 3DS no puede hacerse cargo de todo, aun cuando las pérdidas no hayan sido tan grandes para la compañía con respecto al año anterior.

Si Nintendo no ha facturado lo suficiente como para registrar ganancias, algo concebible para cualquier producto durante su primer año de vida, no solo veremos una conferencia cancelada, sino posiblemente juegos previamente anunciados y hasta futuros proyectos por parte de la compañía. No seremos tan dramáticos ni tomaremos el papel que les encanta emular a algunos extremistas videojugadores, o fanáticos de otras consolas en su defecto, pero si el asunto es financiero puede que Nintendo no quiebre ni su Wii U fracase, pero si volveremos a la época del Nintendo 64 en la que su catálogo era infinitamente menor que el de su competidor PlayStation.

Esto se traduce en que podríamos ver pocos juegos verdaderamente destacables en Wii U, con first party que sacarán la cara por la consola, pero al final muy pocos juegos en general. Ni hablar de multiplataformas, donde los usuarios de otras consolas seguirán en sus sistemas, sin ánimos de cambiar solo por la jugabilidad con un Wii U GamePad. Ahora, que si Nintendo dejará de hacer consolas y se dedicará a los juegos, dejemos eso en el reino de la utopía.


 

Lo feo (por Daniel Nariño)

Nintendo ha caído en su propia trampa y Wii (sí, el de 2006) fue solo un espejismo. Puede que la consola haya vendido más que Xbox 360 y PS3, pero no hay que dejarse engañar, fue la que registró las ventas más bajas en juegos. El motivo fue sencillo, por el enfoque dirigido al “jugador no habitual”, la consola resultó funcional a corto plazo; Wii no tenía vida más allá del juego ocasional como Wii Sports y la gente no estaba dispuesta a invertirle a más títulos.

Pocos usuarios de Wii le dieron un uso continuo y pocas desarrolladoras le apostaron a lanzar juegos de calidad (salvo las First Party con sus Marios, Zeldas y demás). Las cosas hay que decirlas como son, el catálogo de Wii, en su mayoría, estuvo repleto de juegos mediocres. En resumen, Wii se convirtió en el “adorno” tecnológico por excelencia.

Llegó Wii U con la promesa de los juegos multiplataforma, pero el tiempo ha pasado y muchos estudios le han dado la espalda a la consola. Uno de los principales motivos: la consola no es muy amigable con los desarrolladores. Los “estándares” de las actuales plataformas no se ajustan a Wii U y esto obliga a realizar un trabajo más largo y extenuante para llevar un juego a la consola de Nintendo. En consecuencia, más gastos que no se justifican. La mejor opción: descartar el juego para Wii U.

Para no ir más lejos, títulos como Grand Theft Auto 5, The Evil Within y Remember Me no figuran en los planes de Wii U.

Adicional a esto, la consola no cuenta con una plataforma online sólida y Nintendo tampoco mantiene muy buenas relaciones con las desarrolladoras indies, sin duda, uno de los fenómenos más importantes de los últimos años en la industria, que han demostrado que no se necesita una súper producción de millones de dólares para tener un buen producto.

La suma de estos factores ha llevado a Nintendo a la improvisación. No es posible que el título más llamativo de Wii U confirmado para este 2013, incluso por encima de Pikmin 3 (a mi modo de ver), sea el remake de un juego de GameCube (The Legend of Zelda: The Wind Waker). El resto siguen siendo promesas en un momento en el que Wii U necesita soluciones.

Conscientes de que las conferencias del E3 se han convertido en un ring de boxeo, lo más preocupante del asunto es darse cuenta que Nintendo no tiene una carta con la que pueda golpear. Es admitir su derrota sin si quiera haber peleado. Es darle la razón a todos los que criticaron a Wii U desde el primer momento en que se mostró al mundo, exactamente en el E3 2011.

En vez de “feo”, el calificativo que mejor se ajusta a la situación de Nintendo es “triste”. La sensación de incertidumbre en torno a Wii U no es para menos y sus números tampoco son muy esperanzadores. Guste o no, el E3 sigue siendo el evento más importante de los videojuegos y muchos contaban con que Nintendo podría, a su estilo, salir del letargo en el que se encuentra. 3DS está haciendo lo suyo, pero la cuerda se está tensando demasiado y la portátil no podrá aguantar por mucho tiempo todo el peso de Wii U.