Congreso de EE.UU. pretende investigar si violencia de los videojuegos repercute en la formación de los jóvenes

Ya nos hemos acostumbrado a la polémica que han levantado algunos videojuegos por sus temáticas y escenas no aptas para cierto tipo de público, llegando incluso a censurar su circulación en diversos países como pasó hace un par de años con Call of Duty Black Ops en Japón y Alemania.

Ahora, a finales de año, un “rifirrafe” se levanta a lo largo y ancho de EE.UU., a poco más de una semana de la que fuese la peor masacre escolar en la historia de ese país.

Todo se da en medio de declaraciones e investigaciones hechas en torno a Adam Lanza, autor del siniestro, quien, según cuenta su hermano mayor, “era un videojugador empedernido”. En Newtown, su ciudad natal, y escenario de la matanza, lo conocían como una persona aislada, amante de los cómics y los videojuegos, por lo que varios medios de comunicación atribuyeron, casi de inmediato, la responsabilidad de estos rasgos en la formación mental del joven asesino.

En ese orden de ideas, el congreso estadounidense, en cabeza del senador Jay Rockefeller, ha propuesto un proyecto para investigar si la violencia en los juegos y otros medios, finalmente, repercute o no, en las mentes y decisiones de los jóvenes.

La idea de Rockefeller es que el gobierno financie y apoye a la National Academy of Sciences en este propósito, tal y como escribió recientemente en su web personal: “Las grandes corporaciones, incluyendo la industria del videojuego, hacen miles de millones de dólares en marketing y vendiendo contenidos violentos a los niños. Ellos tienen la responsabilidad de proteger a nuestros niños y si no lo hacen, puedes contar con el congreso para que adopte un papel más agresivo”.

Vale la pena recalcar la dramática caída de la venta de videojuegos en una época en la que mejores ingresos tiene la industria, todo porque desde el momento mismo de la matanza mucha gente juzgó los gustos del asesino y defendieron, a capa y espada, lo que para ellos es más que obvio. Falta ver cómo terminarán las investigaciones, y si el gobierno estadounidense aprueba la moción del senador Rockefeller.

Mientras tanto, algunos gamers, como Carlos Almendra, escritor del portal niubie.com, ya toman partido en este, casi, interminable debate. Almendra va en pro de la defensa de los videojuegos, pues como él mismo escribe: “es fácil buscar excusas en lugar de hacer cambios profundos. Es más sencillo culpar al contexto y omitir la responsabilidad de los padres. Soy un convencido de que la influencia de los videojuegos existe (sea positiva o negativa), pero jamás superará al ejemplo que día a día dan los padres, los hermanos mayores, los tutores y la familia. La violencia no sólo son balas, sangre y grandes explosiones; puede ser (entre otras) verbal, física y psicológica. La violencia también se enseña por omisión”.