El Hobbit: Un Viaje Inesperado [Revisión]
Cuando las grandes pasiones desde los primeros años de vida de una persona resultan ser los videojuegos y el cine, uno sabe que como en todo importantes decisiones deberán ser tomadas, influyendo nuestra vida para siempre. En el caso de los videojuegos nos identifican aquellos que perduraron durante la infancia, hayan sido de 8, 16, 32, 64, 128 o cualquier cantidad de bits, marcando de nostalgia nuestras memorias cada vez que los volvemos a jugar. Por el lado del séptimo arte nos identificamos con diferentes franquicias que se convirtieron en sagas y leyendas, de las cuales dos sobresalen principalmente en ciencia ficción y fantasía medieval, respectivamente.
Por un lado están los seguidores de La Fuerza, fieles al trabajo de George Lucas, habitantes de todo un universo galáctico creado en el cine y expandido a través de décadas y mucho merchandising. Por el otro estamos los seguidores de la Tierra Media, muchos de los cuales la preferimos gracias a la cercanía temprana con los juegos de rol medievales de lápiz y papel, dados de cualquier cantidad de caras y mucha, mucha imaginación. Mientras de la primera van transcurridos más de 30 años con seis películas a bordo y tres más planeadas para un futuro no muy lejano, de la segunda solo contamos con poco más de una década desde su estreno en la pantalla grande de la mano de Peter Jackson, una trilogía popularizada gracias a esto mismo galardonada con distinguidos premios Oscar de la academia y lista para recrear el siguiente gran paso, una precuela de nuevo en forma de trilogía, algo así como los episodios I, II y III de la Tierra Media.
En ‘El Hobbit: Un Viaje Inesperado’, los eventos se ubican 60 años antes de los ocurridos en La Comunidad del Anillo, siendo esta última justamente la base de comparación. A diferencia de la producción de las películas, J.R.R. Tolkien escribió El Hobbit (1937) para sus pequeños hijos justo antes de todo el caos con el anillo único, como la primera historia en la Tierra Media mucho más suave y menos oscura que el mundo apocalíptico presentado en El Señor de los Anillos, aunque no por ello menos interesante.
Interpretado adecuadamente por Martin Freeman, Bilbo Baggins (o Bolsón, como traducen directamente en habla hispana) se encuentra por primera vez con un Gandalf el Gris, de nuevo representado por el carismático Ian McKellen, un poco más afectado por el paso del tiempo pero igual de convincente. El detalle de ver El Hobbit en IMAX, la mejor opción para esta película por su formato sin duda, es que naturalmente Gandalf luce mucho más viejo y sus arrugas sobresalen, teniendo en cuenta que se ubica antes de La Comunidad del Anillo y viendo esta última nuevamente es más notoria la diferencia. Es imposible que esto no sucediera con diez años de diferencia entre producciones y tal vez un punto no muy importante al final, se podría creer que por arte de magia Gandalf con el paso del tiempo fue rejuveneciendo hasta convertirse en el mago blanco que todos conocemos y admiramos, en lugar de una paradoja temporal.
Tras un encuentro del destino entre el hobbit y el mago gris, presenciamos la introducción del numeroso elenco estelar que compone la compañía de Dwarfos, también llamados enanos, quienes serán los compañeros de Bilbo en su inesperada aventura. Comenzando por el inexactamente joven rey Thorin Oakenshield (Richard Armitage), encontramos a Balin, Dwalin, Fíli, Kíli, Dori, Nori, Ori, Óin, Glóin, Bifur, Bofur, Bombur. Por la recordación de los nombres y apariencia de cada enano, es normal que no lo logremos, pues finalmente el protagonismo se lo lleva Thorin ‘escudo de roble’ con justa razón.
De los enanos que se destacan aparte del rey se encuentran Balin, Bofur, Fili y Kili. Algo curioso en esta compañía de enanos es ver como la mayoría sostiene las características típicas de los enanos descritos por Tolkien, nariz grande y ancha, orejas largas y contextura gruesa, pero algunos como el propio Thorin, Fili o Kili no se diferencian mucho de un humano común, tanto en rostro como en cuerpo, algo de sentido le quita al esfuerzo preciso puesto en los otros diez dwarfos.
Como si fuese una tradición en la cultura de los enanos los escuchamos interpretando dos canciones de su propio folclore fieles al libro, de las cuales la segunda en la voz del rey Thorin, Misty Mountains, es el tema oficial de la película y cuya instrumentación se puede apreciar constante y adecuadamente. Es innegable la gran calidad sonora como de costumbre, en la que se incluyen tonadas clásicas previamente escuchadas en ESDLA. La canción de Thorin es de esas que se quedan en la mente del espectador un buen tiempo mientras se tararea con frecuencia, como himno épico de una película del mismo calibre.
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Hay que tener en cuenta que originalmente El Hobbit fue un libro para niños, pero con la película Peter Jackson logra imponerle su estilo visto en la trilogía de El Señor de los Anillos con gran éxito, añadiéndole algunas partes necesarias para conseguir una conexión más eficaz con los eventos del anillo único. Quizás el sentimiento de urgencia y lucha por salvar la Tierra Media de las garras de la oscuridad no sea el motivo de inspiración en la travesía del hobbit y los enanos, pero eso no implica que el camino hacia la Montaña Solitaria, lugar donde los dwarfos planean recuperar su reino y tesoros custodiados por un poderoso dragón llamado Smaug, no esté lleno de trampas y enemigos a enfrentar.
Después de un inicio un tanto ralentizado, en el camino la compañía de enanos y el hobbit Bilbo se encuentran con persecuciones y mucha acción, pasando por hambrientos Trolls, ayudas inesperadas de elfos y el arribo a Rivendell con viejos conocidos como Elrond y Galadriel. Como antagonistas y constantes perseguidores encontramos a los Orcos liderados por Azog, un viejo enemigo de Thorin en busca de venganza y que se convierte en el villano principal de esta primera parte.
El Hobbit deleita en gran parte por su variedad, no solo en criaturas sino también en locaciones, mucho más destacadas que en la trilogía del anillo gracias a los nuevos efectos visuales. La totalidad de seres fantásticos, incluyendo los Goblins o Trasgos de las cavernas y su particular rey, son completamente realizados por computador (CGI). Esto en cierta parte podría ser bueno, pero en algunos puntos no tanto, pues si recordamos a los Orcos y Uruk-hai vistos en ESDLA, eran actores con un impresionante maquillaje y vestuario que hacían ver demasiado real y convincente la historia. En El Hobbit incluso los orcos y su líder Azog son modelos CGI y difieren mucho de la “credibilidad” vista en la pasada trilogía. Para poner un ejemplo en contexto y retomando la franquicia de George Lucas, es como comparar las criaturas de la trilogía original de Star Wars frente a aquellas de los episodios modernos, la diferencia se ve.
Por otra parte, en el Hobbit podemos apreciar uno de los eventos de alta importancia que definen el destino de la Tierra Media, el encuentro entre Bilbo, Gollum y el anillo. En esta criatura, de nuevo con movimientos de Andy Serkis, también encontramos un trabajo CGI que de nuevo se ajusta a la perfección del personaje, además de brindar una escena clave y equilibrada a la historia con algo de adivinanzas de por medio y un desenlace que se conecta una vez más con La Comunidad del Anillo.
Referencias a videojuegos, qué sería del cine de ficción y fantástico sin ellas. Peter Jackson no es ajeno a una relación con los videojuegos. Distrito 9, producida por Jackson, fue el resultado de un proyecto fallido en llevar la saga Halo al cine, así como Halo: Chronicles, un juego cancelado de la serie en el cual co-escribiría, co-diseñaría y co-produciría junto con Microsoft y Bungie Studios. Finalmente pudo trabajar de lleno en un videojuego, el oficial de su película King Kong.
Un encuentro boxístico entre colosos de piedra que aparece en El Hobbit hace pensar en lo bien que luciría una adaptación de Shadow of the Colossus en la gran pantalla, anunciada hace un tiempo por Sony Pictures. El orco Azog por su parte, desde cierto punto de vista no puede negar su parecido con Kratos de God of War. Así como La Comunidad del Anillo contenía una marcada esencia de juego de rol clásico gracias en cierta forma a ser una de las bases para la creación de Gary Gygax, Calabozos y Dragones, El Hobbit trae de vuelta esta misma esencia y más glorificada. La película es el mejor ejemplo de un vistoso título Acción/RPG, con persecuciones, hordas de monstruos y en especial una dinámica escena escapando de cientos de goblins con jefe incluido, que recuerda con agrado el escape de las minas de Moria con mismas referencias a los juegos de rol de antaño.
En cuanto a la duración nos encontramos con 160 minutos, esto no debe ser un problema para los veteranos seguidores, quienes de hecho siempre esperan más, sin embargo para alguien que quiera iniciarse cronológicamente con la saga o un niño (hacia quienes también va dirigida la cinta) que espere ver la adaptación de su libro favorito, el tema puede cambiar y en la primera parte parecer muy lenta y tan solo su introducción larga, lo cierto es que esto… es verdad.
Otro punto es el aspecto visual, en IMAX 3D la experiencia como suele ser en este tipo de teatros, es excelente. He tenido la oportunidad de ver varias películas conocidas en este formato (Entre otras: Avatar, The Dark Knight, Inception, The Amazing Spider-Man, TDK Rises) y siempre resulta ser la mejor opción, no solo cuando hay tomas IMAX de pantalla completa o destacados efectos 3D, en general la calidad visual y extensión de pantalla son solo puntos a favor para El Hobbit, la estilizada fotografía de la película encaja a la perfección con el formato. Mientras en algunos teatros se exhibe normalmente a 24 fps (cuadros por segundo), en otros con los equipos adecuados puede apreciarse a 48 fps, en una movida primípara y arriesgada por parte de Peter Jackson. La conclusión con este experimento según fuentes globales es que, si bien a 48 fps las películas se ven excesivamente más reales, en una cinta como El Hobbit eso no es algo siempre bueno, pues cuando la fantasía se ve muy real, pierde su magia, sencillo. Muchos apuntan incluso que se ve tan plana como una transmisión en directo. Por mi parte, solo puedo recomendar IMAX frente a las opciones tradicionales.
Comentarios Finales
El Hobbit tiene todo lo que un amante de la Tierra Media pueda desear, locaciones que nos regresan al fantástico mundo creado por Tolkien y adaptado por Jackson, bosques, montañas, cavernas, valles y una gran cantidad de criaturas, entre ellas viejas conocidas o nuevas introducidas. Visualmente impactante, con efectos destacables y un CGI algo notorio. Las actuaciones de los protagonistas Bilbo, Gandalf y Thorin cumplen su cometido y siempre resultan convincentes, salvo que los otros enanos quedan perdidos en el extenso elenco de aliados y enemigos. Los momentos emotivos no faltan así como las escenas destacadas, en especial el acto final. La historia por su parte encaja a la perfección así como la fidelidad en sus diálogos, sin lugar a dudas una adaptación muy cercana a su fuente. Para diciembre del 2013 se espera The Hobbit: The Desolation of Smaug y para junio del 2014 The Hobbit: There and Back Again, la duda que nos deja es de qué forma se extenderá la trama del libro para completar esta trilogía.
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