[Análisis] Wolfenstein: The New Order (PS4)

Probablemente sea la pregunta más común sobre realidades alternas y es entendible, con las guerras siendo siempre el foco de puntos de vista conflictivos, objetivos opuestos y un sentido algo nebuloso de lo que está bien y está mal. Sin embargo, fue la manifestación del Tercer Reich y la Alemania Nazi la que marcaría un antes y un después en las cientos de guerras de la humanidad, con campañas militares expansionistas y un sistemático exterminio de millones de personas, en su mayoría judíos.

En la historia de Wolfenstein: The New Order, la Alemania Nazi no solo gana la Segunda Guerra Mundial sino que domina por completo el mundo. Para 1960, los Nazis se encuentran por todas partes realizando su “limpieza” de la impureza en la sociedad. Las escenas cinemáticas logran recrear esto de una manera más creíble, con pequeños detalles que son verdaderamente destacables por su cuidadoso manejo.

El legendario héroe de la saga, William Joseph “B.J.” Blazkowicz, regresa de una manera más profunda, mejor escrita y con toque más humano. Un sujeto más inteligente y golpeado por los años pero entrenado por las experiencias de la post-guerra y el mundo dominado por Nazis. Es agradable ver el énfasis en el desarrollo de personajes, pues no solo el protagonista logra lucirse, sino otros como el General Deathshead o la valiente Caroline Becker aportan lo suyo a la interesante trama.

The New Order se juega y ejecuta bien, aunque en ocasiones se pueda encontrar pop-in de texturas y alguna mezcla de audio de baja calidad, las voces en realidad son bien actuadas. Visualmente, tanto el propio juego como las cinemáticas se lucen en los escenarios urbanos y abiertos, realmente atractivos. Mención especial a Neo-Berlín y su enorme extensión, o aquel momento inicial cuando Blazcowicz escapa de un hospital en Polonia y consigue ver el cielo por primera vez en 14 años.

En cuanto a mecánicas de juego, The New Order no se diferencia mucho de los otros shooters que inundan el mercado. El jugador tiene el típicamente amplio arsenal a su disposición, como cuchillo, pistolas, armas automáticas y rifle francotirador, pero añadiendo la tecnología Nazi adelantada para su tiempo, se pueden encontrar otras clases como rifles laser, por ejemplo.

El combate se ha desarrollado de  una manera más dinámica con un fuerte énfasis en el sigilo, algo que puede ser de odios o amores en The New Order. Básicamente se trata de recorrer los amplios mapas con cuchillo en mano o arma silenciada, una experiencia satisfactoria. En caso de hacer las cosas mal, enemigos especiales tienen la habilidad de llamar refuerzos si eres descubierto. Al encontrarlos y darles de baja en secreto, puedes reducir significativamente los retos de áreas específicas y revelar la ubicación de objetos ocultos en el mapa, como oro, códigos Enigma y cartas.

El problema de las mecánicas de sigilo, sin embargo, yace en la inconsistente inteligencia artificial, diseñada para hacer las cosas más fáciles si escoges el camino del ninja. Parece como si los soldados no reaccionaran ante los cuerpos de sus compañeros regados por todas partes, algo que Sam Fisher o Solid Snake enseñan mejor y con muchos años de ventaja.

Pero donde Wolfenstein: The New Order brilla, definitivamente, es en su argumento, personajes y presentación. La historia alterna hace del juego algo curiosamente creíble, aún con sus perros ciborg y demás rarezas. Aunque los Nazis reales optaban más por la magia negra en lugar de construir gigantescas máquinas e implantar cerebros humanos en robots, puede haber sido un desenlace no tan disparatado dadas las ideologías extremistas del señor Adolfo.

Obsesionados con la pureza racial y la descontaminación de la inmundicia humana, los Nazis realizaron crueles experimentos en seres vivos, humanos y animales, contemplando incluso la construcción de algo llamado “Arma Solar”, con cierto toque de Goldeneye (1995), sin olvidar los proyectos de misiles especiales, bombas nucleares, aeronaves, helicópteros y otros prototipos ideados por el equipo de Wunderwaffe encargado de la labor. La historia real también involucra ocultistas, videntes, hechiceros y hasta alienígenas en relación con los Nazis. De esta manera, The New Order no resulta tan inverosímil conociendo parte de la realidad.

Para concluir, Wolfenstein: The New Order es un shooter como tantos otros que puedes encontrar en el mercado, pero su punto diferencial reside en la calidad de escritura y un elenco de carismáticos personajes. El estudio MachineGames logra explorar de manera interesante un universo alterno creíble que logra comprometer al jugador con la historia. Sus 10 a 12 horas de campaña consiguen mucho más que anteriores títulos de la serie como el reboot del 2009, dándole un verdadero significado de resurrección a la franquicia impulsadora del género shooter.