[Análisis] Bioshock Infinite: Burial at Sea (Episodio 1)

Hoy en día las compañías nos tienen acostumbrados a que la mayoría de los contenidos descargables  sean armas, trajes o nuevos mundos para el multijugador, pero pocos le apuestan a un modo historia, más cuando nos encontramos con campañas como la de Bioshock Infinite. El reto era grande y Ken Levine decidió apostarle a la utopía de Rapture para darle vida a Burial at Sea (Panteón Marino).

Hablando de la historia, vemos un inicio extraño en el no que es necesario conocer los sucesos vistos en la ciudad flotante de Columbia para saber qué está pasando, pero haber terminado la historia original de Bioshock Infinite definitivamente ayudará a entender cómo terminamos en Rapture.

Volveremos a encarnar a Booker DeWitt como investigador privado, pero esta vez lo haremos en el momento cumbre de la utopía submarina creada por Andrew Ryan, la cual vimos en decadencia en los dos primeros juegos de Bioshock.

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Sin duda, uno de los puntos más destacables de Burial at Sea es ver a la ciudad de Rapture en su época dorada, lujo que no habíamos podido apreciar en las dos primeras entregas de la saga, pero que se describe en la novela escrita por John Shirley. Todo un ‘fanservice’ para los seguidores de Bioshock. No obstante, los espacios que recorremos de la ciudad son bastante limitados y no dejan ver toda la majestuosidad que alguna vez fue Rapture.

Nuestra misión será encontrar a Sally, una pequeña niña que hemos perdido meses atrás y que creíamos muerta, hasta que Elizabeth (un tanto mayorcita), dice que alguien conoce su paradero.

Pero Burial at Sea no se limita a presentarnos a los protagonistas de Bioshock Infinite en un escenario diferente. Los cambios de Elizabeth son notorios, tanto en su aspecto como en su personalidad. Nos encontramos ante una mujer mucho más fría y calculadora. Atrás quedó a esa tierna e inocente joven que recorría la ciudad de Columbia, ahora estamos delante de una ‘Femme Fatale’  que no dudará en utilizar sus encantos para conseguir lo que quiere. 

La historia es muy emocionante y entretenida, aunque algo corta. Además, logra pulir esos conflictos emocionales que mostró la campaña principal.

A nivel de gameplay, estamos ante el mismo título que vimos a mediados de este año, con la adición de algunos vigorizantes que se les harán muy familiares a todos los que jugaron las primeras versiones del juego.

También estará disponible el gancho, el mismo con el que nos desplazábamos por los cielos de Columbia y golpeábamos a nuestros enemigos, pero esta vez un poco más perfeccionado e indispensable, como cuando queramos usar el sigilo para desplazarnos y eliminar adversarios sin alertar a los demás.

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Elizabeth volverá ayudarnos usando su habilidad de desgarro y hará aparecer desde botiquines y munición, hasta señuelos o torretas de ayuda. Este capítulo dura entre dos y tres horas  y es un poco más difícil que la campaña del juego. Lo recomendable es no disparar mucho, las balas escasean bastante. Burial at Sea se acerca más a la supervivencia, así que es mejor aprovechar el sigilo y golpear por detrás a los enemigos.

En términos generales el primer episodio de Burial at Sea cumple con las expectativas. Los seguidores de la saga, aquellos que quedaron maravillados con Rapture y se quedaron con las ganas de ver a la ciudad marítima brillando por sí sola, se sentirán complacidos de ver el trabajo de Irrational Games a nivel de diseño.

No obstante, Burial at Sea se nos antoja corto pese a que sea rico en detalles y permita un nivel de exploración bastante decente a nivel de conversaciones y elementos que ayuden a enriquecer el complejo arco argumental de Bioshock.   Como dijimos más arriba, todo un ‘fanservice’.