[E3 2013] Caminando entre dinosaurios con Nintendo

Los comentarios no pudieron ser más apocalípticos cuando Nintendo hizo el anuncio impensable, por primera vez en lo que lleva la feria Electronic Entertainment Expo, desde 1995, la Gran N no presentaría una tradicional conferencia revelando lo que le esperaba a sus consolas Wii U y 3DS en los próximos meses.

La respuesta del público general, en especial aquellos acérrimos seguidores y defensores de un par de compañías, fue completamente acorde a lo que se esperaba, esta industria cada vez más pierde todo sentido de compasión y prefiere lanzarse contra el que más golpeado se encuentre, ‘al caído caerle’, y claramente hemos sido testigos de eso en los últimos días.

Para nadie es un secreto que los últimos meses, los primeros de vida para Wii U, no fueron los más alentadores en ventas para Nintendo, en parte por las poco acertadas decisiones de la compañía con el lanzamiento de su más reciente consola casera. Esto mismo ha causado que se le acuse de ser un sistema con potencial inferior, incluso con menos que una consola de actual generación como PS3 y Xbox 360, algo verdaderamente polémico. Sin embargo, lo que más daño le ha causado ha sido la falta de juegos que verdaderamente se conviertan en una razón para adquirir la plataforma.

El hecho de ausentarse cómo conferencia (más no de la convención) dio para que la rumorología se activara y empezara toda una oleada de críticas hacia las dudosas prácticas estratégicas de Nintendo, llegando incluso a decirse que no tenían absolutamente nada que mostrar, que eran unos completos cobardes y otros más que le vaticinaban el destino de Sega con el DreamCast, e incluso la misma bancarrota en desarrollo de hardware. Nada más lejos de la realidad.

Normalmente y en mayor medida como videojugadores, somos más emocionales para hablar primero y pensar con cabeza fría después, de ahí la gran cantidad de chismes que rodearon el anuncio de la Gran N. Sin embargo, todo era parte de una elaborada estrategia que si bien se desarrollaría para aligerar los no favorables costos de una convención mundial como el E3, estaba siendo dirigida para cambiar el enfoque tan repetido año tras año.

Quizás esa monotonía con resultados negativos se vio con más práctica en los últimos dos años: Cuando fue revelado el Wii U durante el E3 2011 y solo se mostró el GamePad, generando el desprecio ajeno, y cuando fue presentado oficialmente en el E3 2012 junto a su catálogo de juegos de primera generación, dejando nuevamente descontento a los insatisfechos usuarios por la falta de juegos First Party y el marcado enfoque en juegos de terceros, que a su vez eran multiplataforma y llevaban algo de tiempo en el mercado.

Nintendo no quiso hacer lo mismo este año, no son ciegos y sabían que por haber sido los primeros en revelar consola de octava generación (lo es aunque sea un punto eternamente discutible, así sea sólo por registro histórico) pagaron un precio muy alto. Así mismo tenían en cuenta que frente a la inevitable presentación de Xbox One y PS4, solo serían decoración con poca atención que conseguir. De tal forma, ahorrándose unos cuantos yenes de paso, decidieron realizar sus anuncios por medio de un ya conocido Nintendo Direct, capsula informativa en video de moderada duración que se ha vuelto habitual desde octubre del 2011.

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Además de eso intentarían una experiencia más personal en el booth o espacio dedicado para la compañía durante el E3 2013, así como demostraciones en tiendas especializadas como por ejemplo Best Buy, con demostraciones de los juegos recientemente presentados, algunos lanzamientos cercanos y otros para el próximo año.

Algo sencillo, más simple que en años anteriores y de lejos, mucho más efectivo, teniendo en cuenta el contragolpe actual de gigantes dinosaurios como Sony y Microsoft, embelesados en una guerra que en este momento está siendo librada por los mismos usuarios, pues son ellos quienes pelean por su marca favorita y defienden los dispositivos que les ofrecen, sin importar que tan absurdos puedan sonar en ocasiones. Claro, al final la decisión sigue siendo del usuario y lo que dicte su corazón.

Ahora, Nintendo también es un dinosaurio en este campo, pero uno que se ha entrenado únicamente con los videojuegos desde que decidió casarse con esta industria (abandonando las cartas o taxis). Toda compañía necesita obtener ganancias, en especial una del tamaño de la Gran N, pero esta necesidad no la ha aislado de su objetivo fundamental, ampliamente ligado a la diversión apelando a la nostalgia. No buscan hacernos felices de manera gratuita, más sí intentando implementar algo que por lo menos motive al usuario a intentar una forma diferente de juego que cambie en algo con respecto a su anterior versión, no algo descomunal, simplemente ese toque único. Si en ese camino hay que sacrificar potencia o gráficos, no es algo nuevo para Nintendo, pues andan luchando con ello desde que el buen NES de 8bits naciera, con oponentes como Sega que tecnológicamente pudieron derribarlo, pero que como nos dicta la arqueología de los videojuegos, no lo hicieron.

Quizás sea un discurso que usuarios de Sony y Microsoft señalan de amañado hacia Nintendo o filosofía barata, pero en este medio y a estas alturas en la era de los videojuegos, es algo totalmente cierto. Mientras las compañías de PS4 y Xbox One comparten el nicho de los videojuegos con otros sectores del entretenimiento, como películas, música y equipos electrónicos en el caso de Sony, o sistemas operativos y otros dispositivos en el caso de Microsoft, Nintendo solo ha necesitado dedicarse al sector electrónico de los videojuegos desde 1974 para permanecer enfocado en dicha área y saber lo que hace, pero más importante, saber lo que quiere el público que toma un videojuego.

Como toda compañía ha cometido grandes errores, incluyendo algunos recientes, pero eso no afecta el hecho que tiene potencial para recuperarse en el presente con un futuro que parece promisorio. Tal vez nunca llegue a suceder en esta convulsionada industria, pero sería bueno que llegáramos a un punto en el que todos pensemos que saltar a una nueva generación no significa solo potencial y gráficos, sino primordialmente experiencias novedosas, quizás apelando a la nostalgia, pero dándonos ese valor agregado que nos anima a probar un videojuego, encanto del que carecen muchas de las nuevas propuestas.

Es por eso que Nintendo no busca meterse en la colosal batalla de titanes entre Sony y Microsoft, la cual nadie sabe cómo terminará con tanto contraataque por parte y parte, pero lo que si se ha propuesto la Gran N con su renovada estrategia es hacer lo que mejor sabe hacer, zapatero a tus zapatos, recargar las raíces. Es necesario entender que la importancia de ferias como el E3 no es saber quién habló más bonito o consiguió más aplausos, ¿Qué si ayudan a mover el futuro marketing?, ¡por supuesto! pero al final de cuentas el factor diversión que provee un buen catálogo de juegos es el que da la razón. No hay mejor ejemplo en esto que el propio Nintendo 3DS.

Nintendo resultó ser quien más exclusivas presentó en el marco del E3 2013, mientras que Sony y Microsoft comparten varios títulos multiplataforma para el futuro cercano y 2014 en las nuevas consolas. Algunos juegos de la Gran N solo llegarán hasta el 2014 también, aunque la lista es lo suficientemente alentadora como para ameritar la espera: Bayonetta 2, Donkey Kong Country: Tropical Freeze, Game & Wario, The Legend of Zelda: Wind Waker HD, Mario Kart 8, New Super Luigi U, Pikmin 3, Super Mario 3D World, Wii Fit U, Wii Party U, The Wonderful 101, X, Yarn Yoshi, solo contando los de Wii U, que eran los que en verdad hacían falta.

Hablar sobre el futuro de la octava generación es algo incierto, solo podemos prever que una compañía no puede fallar cuando le apuesta a lo que sabe hacer de manera excepcional, puede que no le guste a todo el mundo, pero existe una base de usuarios que nunca le darán la espalda a un producto que sea fiel a la alta calidad de sus orígenes, como suele ocurrir con las franquicias que Nintendo ofrece en cada una de sus consolas.

Al final de todo, no se trata de escoger quién ganará o no, sino de cuál sistema me ofrece lo que en verdad quiero disfrutar, sin importar que sea un humilde Ouya de 99 dólares o una consola cinco veces más costosa.