Assassin’s Creed – Black Flag: Entre la novedad y el desgaste de la saga

Assassin’s Creed es una de las franquicias que marcó esta generación de consolas. Ubisoft encontró en la orden de los asesinos y su guerra contra los templarios una saga consistente que reporta grandes beneficios económicos y que ha llevado a la compañía a caer en una peligrosa dinámica de lanzamientos anuales.  Esta tendencia ha puesto sobre la mesa el tema del “desgaste” o “sobreexplotación”. Es cierto, Assassin’s Creed no es la primera ni será la última franquicia en seguir esta línea pero, por la complejidad de sus contenidos, es la que más llama la atención.

Es por esto que hemos decidido analizar el caso específico de Assassin’s Creed. ¿Qué tan conveniente es tener un juego anual de la saga? ¿Seguirá siendo atractiva para los fanáticos? ¿Será AC: Black Flag más de lo mismo?. Daniel Nariño y Cesar Nuñez, dos de nuestros editores, dan su punto de vista sobre la evolución de la franquicia de Assassin’s Creed.

 

CUANDO UNA FRANQUICIA NO SE HACE DESEAR

Por Daniel Nariño

No hay que remitirse mucho tiempo atrás para conocer los inicios de Assassin’s Creed. En 2007 Ubisoft lanzó la primera entrega y en poco menos de seis años hemos visto otros cuatro juegos y, como era de esperarse, ya viene uno nuevo en camino (Black Flag).

Eso refiriéndonos únicamente a los títulos principales. Ya existen cualquier cantidad de spin-offs encabezados por AC3: Liberation de PS Vita y prácticamente es un secreto a voces que Ubisoft está trabajando en la respectiva versión alternativa para la portátil de Sony de Black Flag. Eso solo se puede definir en una palabra: sobreexplotación.

He tenido la oportunidad de jugar toda la saga principal de Assassin’s Creed y he visto su evolución. No voy a negar que el salto de calidad del primer al segundo juego fue notable; Ubisoft aprendió de los errores del título original y con méritos propios Assassin’s Creed se ganó su lugar en la industria de los videojuegos.

Desde mi perspectiva, el problema empezó con Brotherhood y se acentuó con Revelations. Ninguno de los dos títulos representaron un cambio significativo con respecto a la segunda entrega. Ambos corrigieron errores del pasado pero me daba la sensación de que la franquicia, palabras más, palabras menos, se había estancado.  Más preocupante aún es el intervalo en que salió cada juego: un año de diferencia.

Considero que parte del éxito de una franquicita también radica en “hacerse desear”. Assassin’s Creed 3 pudo haber marcado un nuevo salto de calidad de la saga pero, ni estar ambientado en otro contexto histórico, ni tener a un nuevo protagonista, ni incorporar nuevas mecánicas de juego le dio el peso suficiente como para considerarlo la “joya de la corona”. Prueba de ello fue que Assassin’s Creed 3 NO figuró entre los títulos más destacados del 2012, algo imperdonable para un proyecto tan ambicioso y con tanta vitrina como la que le da Ubisoft.

A pesar de contar con nuevos elementos, la realidad es que los videojuegos de una saga siempre van a tener una misma base (por aquello de “conservar la esencia”).  Al lanzar un título anual, por más cosas que le añadan, la sensación es que veremos “más de lo mismo”. A eso es lo que llamo desgaste.

Como muchas de las cosas que nos gustan en la vida, parte de su magia está en que no podemos disfrutar de ellas todos los días, que hay que extrañarlas para realmente valorarlas. En los videojuegos me pasa igual. No transcurrieron ni cinco meses desde que Ubisoft lanzó Assassin’s Creed 3 y ya anunciaron Black Flag. Tíldenme de anticuado o lo que quieran, pero extraño esas épocas en que había que esperar dos o tres años para ver una nueva secuela de alguna franquicia. Acaso, ¿cuántos años llevamos esperando GTA5? ¿Cuánta expectativa ha levantado el juego?

El caso es que esa magia se ha perdido y lo único que importa es vender. La fórmula es sencilla: si vendes, tienes una secuela otro año, si no, lo más probable es que sea tu último juego. Para la muestra, el fracaso comercial de Dead Space 3 y la supuesta cancelación de la cuarta entrega.

Es cierto que Assassin’s Creed está ambientado en un contexto en el que se pueden aprovechar muchos de los momentos más importantes de la humanidad. Es más, si Ubisoft lo quisiera (y parece ser así), podría lanzar un juego de Assassin’s Creed con cada una de las épocas que marcaron nuestra historia. A simple vista, quedan muchos temas por explorar y que la compañía seguramente tiene en el congelador: Revolución Francesa, Revolución Bolchevique, Holocausto Nazi, Guerra fría o incluso abordar culturas como la asiática (Quién quita que veamos un Assassin’s Creed de samuráis).  Pero el punto es el mismo: no importa el contexto ni el personaje,  tal vez el problema de Assassin’s Creed es que no se ha hecho extrañar lo suficiente como para valorarlo de la forma en que se merece.

 

UN VERDADERO JUEGO PIRATA, ¿SAVVY?

Por Cesar Nuñez

Voy a comenzar poniendo en contexto la situación y partiendo desde el punto honesto para colocar mi postura, la verdad es que, nunca he jugado un Assassin’s Creed de consola casera. Por una u otra razón, el 1, 2, Brotherhood, Revelations y el 3 me han sido esquivos y, aunque comprendo que es una franquicia que se ha ganado millones de adeptos, fanáticos de la legendaria orden de asesinos, poco ha llamado mi atención la saga y menos aún “desatrasarme” de tan extenso catálogo, sin contar sus versiones portátiles o alternas que alguna vez comencé pero dejé a medias.

Con esto en claro, ¿por qué sentir entonces tanta emoción por el cuarto juego canónico en la franquicia de Assassin’s Creed? Para responder es necesario referenciar dos temas personalmente favoritos que de alguna forma se han manifestado en los videojuegos pero cuya mejor experiencia se consigue cuando son mezclados con elementos de mundo abierto y el género sandbox. Por un lado está el viejo oeste, los vaqueros, y aquella joya llamada Red Dead Redemption, por el otro, los piratas.

En tiempos modernos, la era de los piratas volvió a resurgir gracias a cierta película de Disney con un amanerado Jack Sparrow, las cuales no estuvieron mal y lograron captar el interés del público por el viejo mar. En el mundo de los videojuegos sería Sid Meier quien con su clásico “simulador pirata” titulado simplemente Sid Meier’s Pirates!, nos adentraba un poco en este mundo salvaje y aventurero del Caribe, que llegaba incluso a costas colombianas.

Sin embargo, y después de ver el excelente trabajo de Rockstar Games con los sandbox y de ver un sueño como RDR hecho realidad, para mí solo les faltaba un juego ubicado en el mar, en efecto, solo cabría la idea en un mundo pirata.

Aunque el sandbox pirata de Rockstar Games nunca llegó y dudo mucho que lo haga algún día, un acercamiento similar había tenido con The Legend of Zelda: Wind Waker, el juego cel shading criticado en su momento e irónicamente alabado en tiempo presente, título en el cual a bordo de un pequeño navío (King of Red Lions), podíamos dedicarnos a navegar por el Gran Mar (Hyrule inundado) y explorar una vasta cantidad de islas, más de 60, la mejor experiencia pirata en forma caricaturesca, con un excelente gameplay pero con falta de realismo obviamente. La versión HD para Wii U seguramente le dará más realismo, pero no será suficiente para saciar mis ganas por un sandbox de piratas, hasta ahora.

Sin esperarlo, llega Ubisoft y ubica su serie de videojuegos amada en una de las épocas inexploradas por los asesinos hasta el momento, tomando inspiración en las sobresalientes batallas navales de la tercera entrega, para algunos más exitosas que el mismo juego.

Entonces la compañía francesa anuncia el Assasin’s Creed anual correspondiente al 2013, titulado Black Flag y totalmente sumergido en el Caribe. Kingston, Havana y Nassau como ciudades principales, con más de 50 islas para explorar además de aldeas escondidas, plantaciones, cuevas de ladrones, junglas, fuertes navales, ruinas Mayas, ambientes tropicales y mucha actividad subacuática.

Según Ubisoft, en Assassin’s Creed: Black Flag la serie toma un rumbo más enfocado en el género sandbox, de igual forma incluyendo las obligatorias misiones principales y secundarias, mostrando algunos piratas reales de renombre en su época (1715). Tal como lo promete la desarrolladora y confiando que llegue a ser así, estamos ante el primer título de la orden de asesinos que realmente querré jugar, el cual espero con ansias solo después de GTA V, el próximo rey sandbox.

Los viejos jugadores de AC no necesitan que los anime porque seguramente terminarán probándolo tarde o temprano, pero para aquellos que como yo nunca han revivido las aventuras de Altair, Ezio o Connor en los anteriores juegos, puedo asegurarles que Black Flag promete una experiencia única, por lo menos interesante, mientras recorremos la época dorada del Caribe a bordo de nuestro propio barco, con nuestra tripulación y contra mismísimos y poderosos ¡piratas!

El único punto malo es que Ubisoft no decida bajar un poco en el mapa y mostrar la Cartagena de aquel entonces, fue una de las ciudades cruciales en esa época pero al parecer no lo suficiente para la Hermandad, es una pena.