[Análisis] Bioshock Infinite: Burial at sea (Episodio 2)

Un año después de su lanzamiento a nivel mundial, tenemos el último contenido descargable de Bioshock Infinite.  El DLC viene con cierta carga de nostalgia porque representa la despedida de Irrational Games, estudio que cerró sus puertas por decisión del propio Ken Levine quien, cansado de los títulos AAA, volverá a sus comienzos con proyectos más ‘indies’.  

En Burial at Sea  episodio 2 continuaremos en el mismo punto donde culminó la primera parte, pero esta vez lo haremos en los zapatos de Elizabeth.  A diferencia de la mujer fría y calculadora que vimos en el episodio uno, nos encontraremos con una versión de Elizabeth mucho más servicial, similar a la que nos acompañó en la campaña original pero sin dejar de lado esa sensación de desespero, producto de la atmósfera de Rapture.

Naturalmente, Elizabeth no es tan ágil como Booker y esto se ve reflejado en las habilidades del personaje. El segundo episodio se enfoca más sigilo que en la acción: Utilizaremos dardos somníferos para avanzar en el mundo; nos podremos agachar y permanecer quietos para ser menos visibles a nuestros enemigos, pero estos nos seguirán viendo dependiendo de la distancia.

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Todo el contenido ha sido modificado para darle prioridad al sigilo. Los poderes y las armas con los que iniciamos el capítulo están enfocados en ese aspecto. El primer modificador genético que se obtiene se llama ‘Mirón’ y permite observar a través de las paredes, además de volver invisible a Elizabeth. También nos podremos mover dentro de los sistemas de ventilación, lo que permite rodear objetivos o simplemente pasar desapercibido.

Uno de los cambios más notorios es el de los candados, puesto que ahora nos toca abrirlos a nosotros. En caso de equivocarnos causaremos que se active una alarma que atraerá la atención de todos enemigos a la redonda, aunque la puesta siempre se abrirá. El aumento de fuerza de las habilidades ahora lo encontraremos en diferentes modificadores regados por todo el mapa, por lo que hay que prestar atención en todo el recorrido para no pasarlos de largo.

En el apartado sonoro vemos el mismo trabajo detallado del juego completo, la interpretación de las voces son excepcionales, los disparos mantienen su constitución vívida y explosiva. Lo único que nos causa curiosidad es que los tacones de Elizabeth siempre suenan igual sin importar que esté agachada, de pie o corriendo.

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Como este DLC es de un género de sigilo, el sonido es muy importante para no ser descubierto. Esto implica que nos encontraremos con ciertas ‘trampas’ en el piso como vidrios rotos, agua o madera, que alertarán a todos nuestros enemigos.

Aunque la Rapture de Burial at Sea sigue la esencia del Bioshock original, la reconstrucción de la ciudad marítima en el DLC es más que destacable. Cada detalle parece muy bien cuidado, dándole un nuevo aire a la utopía creada por Andrew Ryan.

Burial at sea Episodio 2 tiene una historia un poco forzada pero no por eso deja de ser entretenida. Su precio individual es poco justificable ($14.99), pero es más que probable que todos hayan optado por el Season Pass. En ese caso, los $20 serán una perfecta inversión para disfrutar de un DLC divertido que se ajusta en extensión al dinero pagado. Sin dejar de lado el ‘fanservice’ para los enamorados del  primer Bioshock, haberlo jugado ayudará a entender el peso de personajes como Atlas, Andrew Ryan, Frank Fontaine, las Little sisters y todo lo que rodea la metrópolis sumergida en el Atlántico.

Para leer el análisis del primer episodio, den clic aquí.